Hay dias que el blog se actualiza solo

Hoy es uno de esos días que el blog se actualiza solo. Con salir a la calle simplemente 5 minutos por la tarde, ya tuve las influencias suficientes para intentar una entrada brillante.

De la que iba a una multicopista a encuadernar los apuntes de la asignatura de Historia Medieval de la Peninsula Ibérica vi dos hechos reseñables.

Mientras esperaba en el paso de peatones para cruzar, vi acercarse por mi izquierda un vehiculo con el chirimbolo ese en el techo que pone que es una autoescuela, llevaba el intermitente de la derecha, y tenía aviesas intenciones de aparcar a menos de 20 cm. de mis pies, así que me retiré un par de pasos. En el momento en el que el vehículo frenó completamente, salió del asiento del copiloto un hombre gordo con bigote, (apuesto que se llama Manolo) que fue a la fruteria sita justo enfrente y pidió una caja de cerezas, mientras la chavalina (mujer, conductora)esperaba perfectamente alienada con la acera, con los dobles intermitentes esperando pacientemente la compra de su (supongo) profesor.

No se quien tenía mas cara de sorprendido, si yo, el tendero o la chavala que esperaba. (el tendero).

Siguiendo caminando pasito a pasito (recordemos que mi misión era llegar a la multicopista) pase por un pasadizo subterraneo que hay para cruzar la ronda exterior, ya el otro día me había fijado que habia un par de chavales haciendo graffitis (uno de ellos le conocia de vista). Reconozco que el mundo de los graffitis no lo conozco demasiado, se cosas mínimas, una de ellas es que el garabato ese raro que ponen cuando terminan el graffiti, es su firma graffiteada (valga la redundancia), el caso es que según pasaba y miraba el nuevo graffiti, la firma ponía PABLO CASADO MARTINEZ, reconozco que se sentirá un poco pintor y que si supiese latín (y fuese culto en vez de pintar graffitis) pondría Pablo Casado Martinez facit in anno domine..... y así seria igual que un Rembrandt. Pero se quedo corto.

Y para colmo me dieron un euro de cambio que tiene toda la pinta de haber salido (casi) indemne de un incendio. Da miedo.